viernes, 23 de noviembre de 2007

MARCO TEORICO

MARCO TEORICO



La lectura es uno de los aprendizajes esenciales durante la escuela primaria, junto con la escritura y las matemáticas. La lecto-escritura constituye la primer meta de la escolaridad obligatoria.

El aprendizaje de la lectura es un tema que interesa mayormente a los pedagogos. Tras años de controversia, parece que ninguno de entre los diferentes métodos de aprendizaje empleados tiene una ventaja decisiva sobre los otros.

Los textos transmiten significados, sentimientos, emociones, estados de ánimo, como alegría, pena, dolor, disgusto, asombro, ironía, etc. Cuando leemos en voz alta, reflejamos estos distintos significados modulando la voz, modificándola o variándola, dependiendo de lo que queramos expresar.

De acuerdo con la Encuesta Nacional de Lectura 2006 (ENL), efectuada por iniciativa del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CNCA), en México se leen en promedio 2.9 libros al año. En tanto que 33.5 por ciento de las personas encuestadas dijeron no leer ningún libro al año.
Ese porcentaje de 2.9 supera el 0.5 que hasta hace poco se manejaba oficial y extraoficialmente. Sin embargo, la situación no está para lanzar las campanas al vuelo. Por ejemplo: 40 por ciento de quienes declararon leer o haber leído alguna vez, no recordaron un título.

Entre ese universo de lectores, el libro más mencionado fue La Biblia (4 por ciento), seguido de Juventud en éxtasis (de Carlos Cuauhtémoc Sánchez), Don Quijote (Miguel de Cervantes) y Cien años de soledad (Gabriel García Márquez). Cada uno alcanzó 1.2 por ciento de las menciones. Otros de los títulos más mencionados fueron Cañitas, El Principito, Harry Potter y Volar sobre el pantano.
MARCO HISTORICO

Se podría pensar que la historia de la lectura es la misma que la de la escritura, pero la evolución de los soportes gráficos es determinante en el desarrollo de la lectura.

Los primeros jeroglíficos fueron diseñados hace 5 000 años, en cambio los alfabetos fonéticos más antiguos tienen alrededor de 3500 años. Las primeras obras escritas en ocasiones permitían tener solamente una parte del texto.

Entre el siglo II y el IV, la introducción del pergamino permitió la redacción de obras compuestas por varios folios largos que podían guardarse juntos y leerse consecutivamente. El libro de la época actual sigue este mismo principio, pero la nueva presentación permite consultar su contenido en una manera menos lineal, es decir, acceder directamente a cierto pasaje del texto.

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